Terror nostálgico
It (2017, Andrés Muschietti)

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Original

Un niño con un chubasquero se asoma a la boca de una alcantarilla. Y dentro aparece lo último que nadie esperaría ver: un payaso. Esta imagen, forjada en la mente de Stephen King y llevada a la pequeña pantalla por Tommy Lee Wallace, se marcó a fuego en toda una generación que, aún habiendo olvidado el telefilm de 1990 (ciertamente olvidable), ha guardado el recuerdo de la figura de Pennywise como una de las mejores representaciones del mal que nos ha dado el séptimo arte. Ahora, 27 años después, nos llega la esperada nueva versión con Andrés Muschietti (“Mamá”, 2013) tras las cámaras, que viene dispuesta a traumatizar a toda una nueva generación y contentar a los que fuimos aterrorizados por Tim Curry.

 

 

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La tarea es complicada, en tiempos en los que la Sawxplotation y los found footage cutres de la Blumhouse parecen capitalizar el género, Muschietti y los suyos salvan los muebles de sobra con una cinta que ofrece una buena ración de horrores, pero que realmente triunfa por su carisma. Y esto es importante porque “It” no es una película de terror al uso. Lo sabrán quienes conozcan la monumental novela y se lo puede imaginar quien haya sabido salvar las evidentes carencias de la Tv Movie; King centró el foco en este grupo de amigos que abandonan la niñez juntos, pateándole el culo a un devorador de mundos cósmico por el camino. “El club de los perdedores” le roba la función al payaso y cuando están juntos en pantalla pasa como en los buenos cómics de superhéroes: La mejor parte es cuando no están peleando.


Más que establecer comparaciones con la anterior versión, el referente inevitable para hablar de esta película es “Stranger Things”. Por puntos tan evidentes como tener a uno de los protagonistas de la serie haciendo de Richie Tozier, por la ambientación ochentera y por otros más desconocidos pero clarificadores como que la serie de Netflix nació cuando sus creadores vieron rechazada su propia versión de “It”. Los paralelismos entre ambas producciones saltan a la vista, potenciados por la decisión de separar las dos líneas temporales de la novela -que en su versión original cuenta, en paralelo, el primer encuentro entre los protagonistas y Pennywise cuando son niños, y su reunión 27 años más tarde para derrotarlo definitivamente- en sendos episodios, centrando esta primera parte en la historia de los chavales. Esta separación aporta solidez al resultado final, pero elimina el impacto de estar viendo, al mismo tiempo, cómo ha tratado el tiempo a los protagonistas.

 

 


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No es el único cambio con respecto al libro de King, pero en general se puede decir que Andrés Muschietti ha realizado un gran trabajo adaptando una obra tan compleja. Apoyado en el guión coescrito por Cary Fukunaga (quien iba a dirigir originalmente la película), el director argentino simplifica al máximo los orígenes y motivaciones de los protagonistas así como el entorno que los rodea, pero mantiene la idea intacta: los perdedores son supervivientes y no es un payaso asesino lo único a lo que temer.

Tras la cámara Muschietti realiza un trabajo parecido al de su debut “Mamá”, con la suerte de tener un historia mucho más atractiva que aquella. Como otros directores de su generación como Jeremy Saulnier o Fede Álvarez, demuestra bastante maestría de los mecanismos para crear tensión, como deja claro en el prólogo de la cinta. En ese aspecto le debe mucho a Chung-Hoon Chung, director de fotografía habitual de Park-Chan Wook, que imprime esa sensación de calma chicha a cada plano en la que cada sombra podría ser una amenaza y un simple globo se puede entender como un mal presagio. Ese excelente trabajo se va al garete en parte por culpa del abuso de “jumpscares”y subidas de volumen, tirando por la borda la construcción de un momento de tensión por culminar con un susto de los que se ven a kilómetros. Esa es la única pega del trabajo de Muschietti, que, por lo demás, se ha apañado bastante bien para readaptar la historia lidiando con el cambio de época, de las preferencias del público y los clásicos laberintos de derechos de personajes que le han obligado a sustituir las encarnaciones de Pennywise bajo la forma de monstruos de la Universal por creaciones originales (y por no marear al personal, rechazaron usar monstruos populares de los 80 como Freddy Kruegger).

 

 

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Pero obviamente, no todo el mérito es del director. Si algo brilla en “It” es su elenco, especialmente Sophia Lillis (“37”, 2016) como Bev y Finn Wolfhard (serie “Stranger Things”, 2016) como ese “bocazas” 2.0 que es Richie. Cierto que no todos los protagonistas se han mimado de la misma forma desde el guión, quedando algunos, como Mike o el matón Bowers, bastante desdibujados por la falta de tiempo y los cambios en sus historias; sin embargo, como conjunto se echan la peli a sus espaldas y es gracias a ellos que las dos horas y cuarto se nos pasan volando. Todo un acierto de casting que pone el listón muy arriba a la hora de encontrar a sus contrapuntos adultos (se abren las apuestas).

Al otro lado del ring tenemos a Bill Skarsgard (“Atómica”, 2017), con el papelón de tener que ser comparado con lo único realmente bueno de la versión antigua. No lo hace mal, para nada, y ver un rostro casi infantil bajo el maquillaje consigue un efecto bastante chungo, pero su Pennywise está mal construido desde la base. Se ha eliminado por completo el toque ridículo por lo que este Pennywise tiene que parecer amenazante y aterrador todo el tiempo. Tim Curry (“The Rocky horror picture show”, 1975) sabía cuándo tenía que parecer, simplemente, un payaso. Skarsgard es todo el tiempo un payaso de Halloween. Momentos como el del baile tampoco le hacen gran favor.

 

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“It” ha llegado en un momento perfecto, y no sólo por haber esperado exactamente los 27 años de descanso de Pennywise. Al rebufo de “Stranger Things” (y en menor medida, de “Super 8”) va a enganchar a los perseguidores de lo nostálgico, va a satisfacer a los conocedores de la obra original, y sabe moverse en las directrices actuales lo suficientemente bien como para ganarse al público actual. Quedando descartada la opción de llevarla a televisión, este capítulo 1 es prácticamente la mejor adaptación que podíamos esperar. Especialmente sabiendo que Stephen King lo adaptan como lo adaptan...

Si el capítulo 2 está a la altura, podría hacérsele justicia a una novela que lo llevaba pidiendo desde hace años. Para saberlo tendremos que esperar flotando unos años. Al menos no serán 27.





Por Isaac Mora