Embrión, una obra próxima a otro tiempo
Embrión (2008, Gonzalo López)

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Original

Generalmente el cine español suele ofrecernos historias tópicas y efectistas sobre la guerra civil, drogadictos y prostitutas en ambientes hostiles, o comedias ligeras que en muchos casos son subproductos de las series televisivas de éxito que se hacen en este país. Pero afortunadamente nuestro cine no vive exclusivamente de este tipo de producciones. De vez en cuando surgen obras que tratan de desmarcarse de esta línea, directores con su propio estilo y personalidad que buscan su camino, el camino que les lleve a hacer un cine de calidad próximo al arte, no a fabricar productos destinados exclusivamente al consumo de palomitas en las salas de cine. La película de la que hablaré en estas líneas es un ejemplo de este tipo de cine, una película diferente para un cine diferente.

El joven director Gonzalo López presentará próximamente en el Festival Internacional de Cine de Catalunya - Sitges 2008 dentro de la sección oficial Noves Visions - Discovery su primer largometraje, Embrión, remake del film "The Embryo Hunts in Secret" que dirigió el japonés Kôji Wakamatsu en 1966. De esta manera, la opera prima de Gonzalo se convierte en el primer remake oficial de un film japonés hecho en España. Rodada en un intervalo de tiempo de tan solo 14 días y contando con un presupuesto de 15.000 euros, Embrión nos cuenta mediante una estética rompedora dominada por un blanco totalmente opresivo, la peculiar historia de Carlos (Sergio Bernal) y Jenny (Mariona Tena), dos personas que pese a compartir muchas horas del día al trabajar juntos, en su interior viven en mundos completamente diferentes el uno del otro. Una noche Carlos y Jenny van al piso de éste a tomar unas copas, pero lo que parecía el preludio de una relación sexual acabará por convertirse en algo totalmente distinto al adivinar Jenny las verdaderas intenciones de Carlos, secuestrarla.

A partir de ese momento se desarrollará una intensa relación entre ambos personajes. Carlos es una persona completamente alienada, en cierto modo un inadaptado social lleno de complejos sexuales, con unas ideas políticas y morales, o amorales, muy fijas y afines al comunismo. Ella en cambio es un individuo más dentro de nuestro sistema consumista, simplemente se deja llevar por él e intenta prosperar alcanzando sus objetivos, siempre de carácter lucrativo. Durante el secuestro, Carlos intentará hacer ver a Jenny su verdad, la que él considera única e inamovible, pero finalmente se dará cuenta de que sus ideales son más próximos a lo utópico que a lo real, ya que en el mundo en el que vivimos no resultan prácticos. Jenny será quien le enseñe esta lección en su período de cautiverio, y ambos consiguen enriquecerse de su intercambio de puntos de vista.

En este sentido, la película se aleja totalmente de la obra de Wakamatsu. En los protagonistas de Embrión se observa una interactuación ideológica entre ambos personajes, en cambio en el film de 1966 la relación entre el personaje masculino y el femenino es mucho más tormentosa y violenta y en ningún momento se produce ese contagio de ideas, el secuestrador es un psicópata traumatizado que únicamente quiere ver sufrir a su víctima. Dada esa diferenciación, el desenlace de ambos films también es distinto. Mientras que Wakamatsu opta por lo trágico y sanguinario, Gonzalo López transmite una sensación de optimismo al espectador al mostrarnos el resultado final de esos días de "osmosis" tanto ideológica como física con tintes revolucionarios y reminiscencias del spaghetti western de Leone, todavía queda un lugar para la esperanza.

Al final de "2001: Una odisea del espacio", Kubrick nos presentaba a su embrión particular, un nuevo ser del espacio fruto de la evolución que deja atrás al ser humano tal y como nosotros conocemos, es el paso a una nueva era de progreso. El paralelismo, tanto a nivel estético como conceptual, es evidente en la obra de Gonzalo. El embrión final que él nos muestra surge de la unión de la ideología marxista de Carlos con el sentido práctico, y en cierto modo conformista, de Jenny. Esa unión dará como resultado a un ser en teoría superior, aglutinador de la esencia positiva de ambos pensamientos y preparado para afrontar el futuro como un marxista del mañana en sentido metafórico por así decirlo.



Por David Sáiz