Ciencia ficción con los pies en la tierra
The Martian (2015, Ridley Scott)

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Original

Ridley Scott sigue fiel a su ritmo actual de película por año (dos, como mucho) y esta vez ha querido ir sobre seguro; tras los desastres de “Exodus” y “Prometheus” y esa rareza apreciada por muy pocos que fue “El consejero”, fusiona en “Marte” los dos géneros que le dieron todo: la ciencia ficción y la gran aventura para todos los públicos.
Con un guión del cada vez más consolidado Drew Goddard, y adaptando la novela de Andy Weir, “Marte” arranca en plena acción y con una premisa de lo más simple. En la primera misión espacial en Marte, una tormenta obliga al equipo a partir a toda prisa y en la huida pierden contacto con el botánico Mark Watney, que es dado por muerto y abandonado en el planeta rojo. Watney, el marciano (como indica el título original) tendrá que aprender a sobrevivir sólo en el hostil Marte hasta que otra misión pueda devolverlo a la Tierra.



Aquí la pelota queda en el tejado de Matt Damon (“Tierra prometida”, Gus Van sant. 2012). Y sabe qué hacer con ella. Su Watney es todo un héroe de cine clásico, rebosante de vitalidad, de ingenio y de carisma. Con una imparable voluntad de hacer todo lo necesario para seguir con vida, que recuerda al Robert Redford de la mucho más sobria “All is lost” (J.C. chandor, 2013) pero con una buena dosis de buen humor añadido.
Quizás aquí podríamos encontrar el lado más flojo de “The Martian”, ya que Scott y Goddard, no sé si basándose en la novela, atenúan demasiado el dramatismo, posiblemente en un intento de embelesar al gran público. El protagonista encuentra las soluciones casi a la vez que los problemas y prácticamente no se nos transmite el terror que experimentaría cualquier persona al verse abandonada en un planeta inhabitable, o los efectos psicológicos del aislamiento. “Marte” quiere ser una “feel good movie” y para ello sacrifica un enfoque que podría haberle hecho ganar muchos puntos.



Secundando a Damon encontramos a un reparto bastante interesante, desde la tripulación de la nave con Jessica Chastain (“El año más violento”, 2014), Kate Mara (“La huida”, 2012) y el omnipresente Michael Peña (“El tirador”, 2007) al equipo del puesto de mando, con Chiwetel Ejiofor (“Salt”, 2010), Jeff Daniels (“Steve Jobs”, 2015), Sean Bean (“Goldeneye”, 1995), Kristen Wiig (“Nasty Baby”, 2015”) o Donald Glover (“The lazarus effect”, 2015), repartiéndose como pueden el tiempo en el que la acción no transcurre en Marte y dándole un carácter semi coral a la cinta. Con Chastain y Ejiofor como “capitanes de equipo”, sus personajes son los que encuentran dilemas morales más allá de la supervivencia, teniendo que enfrentar las trabas logísticas, burocráticas, protocolarias o simplemente de imagen pública en el camino que les lleve al rescate del hombre perdido. En algún punto parece que sean ellos quienes sufren más que el propio astronauta, lo que parece indicar que los planteamientos de la película en algún momento se tambalean, pero no es nada que haga que la cinta se resienta.


 


Tras las cámaras, Scott tiene muy claro qué tipo de película quiere hacer. No se acerca a la metafísica ni a las “grandes preguntas” como han hecho las últimas cintas sobre el espacio que hemos podido ver. Irónicamente, es ciencia ficción con los pies en la tierra. No se habla de una cuarta dimensión, de una fuerza superior, ni encontramos una metáfora de la génesis del hombre; hay un tipo intentando plantar patatas en Marte con cacas plastificadas. Y ya era hora de que alguien se aproximara a la temática de los viajes espaciales de esa forma tan “realista”. El director no hace demasiado énfasis en el peligro ni en el drama, mostrándonos un Marte que nunca llega a ser tan aterrador como en la tormenta que da pie a la historia. Tampoco se ahoga en tecnicismos. Su prioridad absoluta es Watney, un personaje que es todo corazón y está perfectamente diseñado para que la gran aventura se desarrolle cómoda y plácidamente. Y donde muchos otros habrían fracasado, Scott, Goddard y Damon lo consiguen, dando forma a un protagonista que eclipsa la previsibilidad del guión como sólo puede pasar en una grandísima cinta de aventuras.
Y eso es lo que es Marte. Ni más ni menos. Una película de aventuras pensada para gustar a todos sin sacrificar calidad. Y al fin un regreso plausible de Ridley Scott al género al que tanto aportó hace años.




Por Isaac Mora