Involución innecesaria
Regresión (2015, Alejandro Amenábar)

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Original

 

     Uno de nuestros mejores realizadores estrena en estos días “Regresión” un filme protagonizado por Ethan Hawke (trilogía solar de Richard Linklater) y Emma Watson (saga Harry Potter).  

    La premisa es muy sencilla, Minnesota, años noventa, un hombre llega a la comisaría de policía y se inculpa de un delito que no recuerda haber cometido. Para intentar desbloquear sus recuerdos deciden utilizar una técnica usada en psiquiatría: la regresión.

   Partiendo de un planteamiento interesante donde se atisban posibilidades de desarrollo suculentas, el filme peca de previsibilidad y flojea a medida que avanza. Temas tan nutridos como la memoria de testigos, la presunción de inocencia, los prejuicios y sobretodo la relación directa entre la religión cristiana, su moral y la culpa resultante como precursores de trastornos psicológicos quedan sugeridos sólo en la primera parte del filme. No se desarrollan estas direcciones con el suficiente peso y acaba con la profundidad de cualquier filme de sobremesa.  

   Las únicas bazas, sus actores, tampoco lucen en demasía y sin flojear en sus interpretaciones pasan por el film con un simple “correcto”.

   Sin embargo, no es tan sólo en el nivel argumental donde “Regresión” parece tener problemas, la dirección es algo plana y contenida, algo que por momentos da la impresión de ser incluso sorprendentemente torpe. Y es que Amenábar no nos tiene acostumbrados a algo tan básico después de sus excepcionales trabajos anteriores.

 

    Otro factor que hace que la película no acabe de funcionar es la banda sonora. Cuando la música está fuera de tono e intenta ser más espectacular que los propios acontecimientos, algo hace un click en el espectador y crea una confusión comprensible.

   El corolario es que estamos ante una versión menor de “Las dos caras de la verdad” (Gregory Hoblit, 1996) y por lo tanto, se debería haber potenciado la actuación creando un guión más centrado en la confrontación de personajes y caracteres. Y lo más crucial: dejar de lado lo teóricamente truculento de la historia pues a estas alturas del partido, por lo menos en este lado del charco, el espectador medio está más que sensibilizado a estas historias, cosa que le impide meterse en el film.   



Por Silvia García Palacios