El afloramiento sexual
Joven y bonita (2013, François Ozon)

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Original

          Llega a los cines de toda España el último trabajo del director François Ozon (“En la Casa”, 2012). “Joven y Bonita” narra la vida sexual de una adolescente de 17 años que, como acto de rebeldía contra la familia y la sociedad, se introduce en el negocio de la prostitución de lujo.   

 

          El director, que también firma el guión de la historia, apuesta por mostrar las elecciones vitales de su joven protagonista, dejando de lado moralismos y profundos análisis para, simplemente, contarnos un posible camino a elegir libremente, dejando que sea el espectador el que juzgue por si mismo pero guiado, de alguna manera, por los actores de reparto, que muestran las diferentes reacciones que pueden surgir por este comportamiento de pubertad, ya sea desde la admiración de un hermano pequeño, hasta la negación y la posterior prohibición de una madre.  

 

       La modelo y actriz Marine Vacth (Lo que el día le debe a la noche, 2012), protagoniza la cinta que, consiguiendo un realismo necesario para interpretar a un personaje frío, distante y calculador que camina entre una “lolita” y una “femme fatale”, termina siendo uno de los grandes atrayentes del film como quería el propio Ozon.

 

        La película se divide en cuatro actos, a través de los cuales, el personaje va evolucionando según las experiencias vividas. En ellos se desarrollan diferentes etapas sexuales, tales como el descubrimiento, el deseo, la ruptura y la redención. El foco casi siempre está puesto en esa protagonista, llamada Isabelle, para quién la pérdida de la virginidad y las consiguientes aventuras eróticas pierden todo romanticismo, desviando su placer hacia algo mucho más calculado.

 

          Técnicamente hay que destacar una fotografía que consigue captar muy bien la esencia del film, desde el carácter soñador implícito en la juventud, hasta el deseo carnal que va en aumento desde el nacimiento sexual y las escenas de cama altamente eróticas, sin llegar a ser pornográfico, que muestran el acto de una manera bella y sutil.


          
Me atrevo a decir que merece la pena ver este ejercicio cinematográfico, siendo un gran trabajo en conjunto donde lo elegante y pasional cobra una gran importancia. Un film que nos puede hacer entender, un poco más si cabe, el complicado mundo de experiencias y sensaciones de la mujer del siglo XX.

 



Por Santiago Maroto