Fe, fe y nada más que fe
Paradies: Glaube (Paraiso: Fe) (2012, Ulrich Seidl)

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Original

          La segunda parte de la trilogía Paradies (Paraíso) no deja a un lado el amor, si no que habla de cuando la fe se termina convirtiendo en éste. En esta ocasión, la protagonista es la hermana de Teresa (personaje de la cinta anterior), Anna Maria, interpretada por Maria Hofstätter (Sophie Scholl, Marc Rothemund, 2005). Ella no busca el amor, sino que ya lo ha encontrado a través de la fe. Una fe enfermiza.

        Anna está atrapada en una rutina basada en su fe hacia la religión católica. Dicha rutina es mostrada por Seidl, el realizador, de manera repetitiva y monótona con la intención de hacernos sentir aquello que siente la protagonista. El gran ‘pero’ es que no muestra ni justifica dicha fe, de modo que desde un principio es fácil sentir rechazo hacia la protagonista e incluso reírse de sus hábitos en lugar de sentir lástima.

         Además de la monotonía a lo largo de la historia mostrada, a diferencia de en la anterior entrega, Liebe (Amor), aquí, hay menos personajes y localizaciones. Los pocos que hay se repiten constantemente. Esto se suma a lo anterior y hace todavía más denso el visionado de la cinta, pues durante casi dos horas se reiteran ciertas escenas o momentos en la vida de Anna.

        Lo que probablemente perjudique más a Glaube (Fe) es su resolución final. A pesar de añadir un personaje clave a mitad de película, excelentemente representado por el debutante Nabil Saleh, que contrasta con la protagonista y que parece que pueda hacerla evolucionar, es sólo en los últimos cinco minutos de metraje cuando se percibe algún cambio. Y pese a ello, es un cambio un poco ambiguo, de manera que cuando se termina la cinta básicamente se ha asistido a la rutina de una mujer atrapada en su propia fe sin que lograr salir de ella.

          Del mismo modo que en las otras dos entregas de la trilogía, hay diversas escenas que pueden resultar polémicas. El aparente error es que en ésta ocasión parecen estar metidas con calzador y únicamente con la intención de provocar, pues, tanto las escenas sexuales como los largos minutos de flagelaciones, no parecen ser necesarios para el poco desarrollo de la trama. Eso sí, si la única intención del director es agobiar al espectador con la rutina de una personaje cotidiano, lo ha clavado.



Por Iban Granero