En el ecuador del festival

    Una de las historias más adaptada al cine es la historia de Prometeo. El director de “Candyman” se atreve con una nueva versión modernizada, un nuevo “Frankenstein” para hacer las delicias de todo fan del mítico personaje.

     Las diferencias con otras versiones son bastante interesantes, sobretodo el hecho de la creación del “monstruo” misma. En vez de juntar piezas, el ser es creado de cero gracias a la tecnología genética. Por otro lado, se le da más importancia al papel interpretado por Carrie-Anne Moss, una de las doctoras encargadas del experimento de crear una vida humana.

    Por lo demás, la historia es bastante fiel al libro de Mary Shelley y sin embargo, el film evoluciona de manera fluida sin que sea previsible al cien por cien. Sin contar con su final algo atropellado y con elecciones mejorables, estamos ante una buena película.




    Lo que se ha llamado el padrino coreano es otra de las sensaciones del festival, con un título simple, “Coin locker girl”, el film narra la historia de una chica que es asimilada por un grupo de gangsters liderados por “Madre”, interpretada de manera excepcional por Hye-su Kim. El uso despiadado de niños para usarlos cual klinnex queda patente; pero, sobretodo, la dura realidad darwiniana en la que viven. Parece que el ser humano no evoluciona, si no que es más esclavo de sus primitivos instintos de lo que imaginamos.

     El film es notable y contundente, dotado de un final que quita el aliento. Totalmente recomendable.



     Todo lo contrario ocurre con “Inner Demon”. Lo que se vende como una historia de secuestro con casa encantada, deriva en un despropósito argumental. La parte del rapto es correcta pareciendo anunciar un creccendo que nunca ocurre. La pobre protagonista logra escapar de su captor; desgraciadamente, en su huida se refugia en una casa en medio de la nada que resulta ser la de los agresores. A partir de aquí el ritmo baja pues la chica queda encerrada en un armario y poco más puede hacer. El giro argumental, la introducción de un componente sobrenatural, aunque interesante, pierde fuelle por el intento de darle un razonamiento que ni requería ni es bien resuelto. Una lástima.  




    Seguimos con este día de festival con la espléndida “The assassin”, el nuevo trabajo de Hsiao-Hsien Hou, director de “El vuelo del globo rojo” (2007), remake inspirado en la maravilla de mediometraje de Albert Lamorisse. El presente film, avalado por haberse alzado con dos galardones en la última edición del festival de Cannes, entre ellos el de mejor realización, llega a Sitges para subir las pulsaciones aun bajando el ritmo. Fusión entre lo contemplativo y la rabiosa perfección técnica, el director de origen chino se atreve con una historia de asesinos que se aleja radicalmente de lo que estamos acostumbrados, inclusive venido de tierras orientales. La maestría con la que imagen, música y actores se complementan es abrumadora, destacando, al tiempo, un gusto cinematográfico muy elevado.   




Como si de un seguido de haikus fuera, el film está rodado con planos fijos y paneos lentos unidos a un uso de la escena magistral. Cada plano está completamente estudiado y detallado para intentar llegar a la perfección. La historia y lo personajes son meros instrumentos y en ningún momento se pretende que adquieran más protagonismo que la propia escenografía. La elección de un prólogo en blanco y negro y el uso del formato 3/4 refuerza la idea de estar en la edad media del país del sol naciente.


     Cerramos la jornada con “I am a hero”. Una de las adaptaciones de un manga más irreverente, divertida y más llena de humor negro de los últimos años.

Con un antihéroe en toda regla como protagonista, este film japonés de zombies crea una historia divertida y llena de acción con un prólogo sensacional que nos recuerda a “The host” por lo que a una ejecución novedosa y vibrante acción al unísono se refiere.



    La autocrítica, tanto por origen como por condición, tiene su lugar en “I am a hero”, retomando temas de la propia personalidad nipona así como temas de la propia naturaleza humana, siempre con toques cómicos.

       Es imperdonable perdérsela, sobretodo por el “atleta”, ¡único!

 




Por Silvia García Palacios